lunes, 9 de abril de 2007


Este inusitado hecho ocurre todos los días, mientras todos los tripulantes aún duermen. Todos menos el Mico, para quien el día es ya viejo, sus febriles manos han estado horas reparando los aparatos que dañó la ultima vez que, enojado con el Capitán, inició una lluvia de vasos en su contra, alcanzando los controles maestros de la Maria Tijuana.

Cuando éste se percata de que una vez están cayendo en el agujero de siempre, hace malabares por mantener unidas las micrométricas piezas que con tanto trabajo ha reparado, mientras que una pinza de corte, una llave de cruz y un sinfín de herramientas caen sobre su cabeza por el descontrolado descenso. Cuando logra tener las manos libres y en vista de que no pudo rescatar nada del trabajo que estuvo haciendo, se conforma con lanzar una larga lista de blasfemias en dirección de la cabina de Capitán quien en vano intenta tener autoridad sobre el tablero de control de la Maria Tijuana, la cual sigue en franca picada.

1 comentario:

Anónimo dijo...

¡¡¡Andale mico!!! Vos sos el unico que labura entre esa panda de flojos.